Sentir que no vales nada, que solo estorbas y que nadie te necesita. Sientes que todos están contra ti, el mundo se te revela y tú no sabes que hacer, solo asientes, te enfadas y callas, callas todo eso que piensas, que debes decir y gritar al mundo para que lo sepa, que sepa lo que sientes, lo que te preocupa, que no eres tan inmadura como piensan, que eres algo más que una niña como te suelen decir. Quieres que se den cuenta de que has crecido, de que ya no eres esa chica cuatro años atrás que solo se preocupaba de sus juguetes, de que su ropa fuese mejor que la de sus amigas pero no, ya no eres así, se lo haces saber, pero nadie te escucha. Dilo, cada vez más alto, hasta que se dignen a escucharte, que sepan que pueden contar contigo, que entiendes muchas más cosas de las que se piensan y que quizás podrás ayudarles. Dales a entender de que ya no eres una niña y que has crecido, que por mucho que no se quieran dar cuenta ya te has convertido en una pequeña mujer.

Cuando te vayas llévame contigo, vayamos a donde sintamos y hagamos lo que queramos. No necesitamos más que nuestra compañía, nuestra felicidad y nuestro sentimiento. Los dos, juntos, invencibles, inalcanzables. Sonriamos y acordémonos de que este es nuestro momento y que nadie podrá arrebatárnoslo.

La rutina llega, un día te das cuenta de que siempre es lo mismo, ya no vale el "llegará el fin de semana" porque siempre es lo mismo, ya no te importan esos fin de semanas que tanto te emocionaban unos años atrás. Pero, coge el coche, un día cualquiera, cuando no puedas más, sal y vete, donde quieras, no lo planees, donde tu cuerpo te lleve y de pronto estarás allí en ese sitio que tanto recuerdas y que siempre has querido ir  pero no tenías tiempo. Ha llegado el momento, suéltate el pelo y vive. Vuelve pero no hay prisa. Diviértete en ese poco tiempo que tienes fue de tu rutina.

Respira, coge aire y sigue, hacia delante, ya estas ahí, no pares, llega hasta el final, aunque te canses, termina lo, no lo dejes a medias y si te hace falta vuelve a respirar, a coger aire, te sentirás bien, lo lograrás.

No rompas el silencio si no es para mejorarlo. A veces, debes aprender a callar en los momentos adecuados. Debes aprender a hablar en los momentos que se te necesite. Así, es como la gente se da cuenta de que estas ahí, en los momentos justos, exactos.

No me gusta si te vas y que camines a tus anchas, que me hagas dudar. Tampoco te voy a aguantar manías que antes no tenías y que ahora te dan. Sin embargo hay algo más, me llenas con tus fantasías, me sabes llevar. Desenfrenado y sin pensar, no todo es malo ni me asusta y hoy te diré lo que me gusta. Despertame y ver que estas, me conquistes cada día un poco más, cómo hicistes, qué dijistes en la puerta de tu portal. Me gusta que des la vuelta y que al girar me vigiles por si acaso vuelvo atrás, sonreíte y decirte, esta noche ha sido genial. No me gusta si al mirar descubro ciertas tontería que me sientan mal. Tampoco te voy a aguantar tardes con malas compañias que te hacen cambiar.

Vive y dejar vivir. Sólo así encontraras esa paz interior que vas buscando. Realiza buenas acciones e intenta vivir como quieres, siéntete libre, aunque a veces sepamos que nunca lo seremos.

Confusa, extrañada, decepcionada. Así te sientes cuando te dan la espalda, cuando alguien al que tú has ayudado siempre que lo ha necesitado se desentiende de ti. No encuentras razón, no la hay. Tú, pasando malos momentos y él, pasando de ti. A veces sientes que te quedas sola, perdida y, aún más con este nuevo hecho de que no te ayude quien tú pensabas que lo daría todo por ti. No debes parar, debes seguir, seguir para lograr solucionar aquello que te ocurra y nunca mires atrás. Si esa persona no acude a ti no te desesperes, espera, ten paciencia y llegará el momento en el que se dará cuenta de lo que va a perder y volverá contigo. Si no vuelve, pasa, mira un futuro y no un pasado. Olvídala, aunque sea difícil.

Maquíllate, vístete y sal. Sal a la calle, diviértete, baila, ríe, juega, siéntete como un niño que, sin consciencia, dicen lo que piensan, sin pensar en consecuencias. Y aunque te digan que no debes, que todo será peor, da igual, haz lo que creas, lo que sientas o lo que quieras.

La felicidad, un hecho inexplicable que llega por momentos a nuestras vidas. Te sientes bien, viva y piensas que nada te puede ocurrir, es esa sensación en la que te crees el centro del mundo, de tu mundo. Y todas las personas lo notan, lo notas, tu cara se ilumina y tu pelo brilla como nunca lo ha hecho. Te encantas, les encantas, le encantas y probablemente el único hecho que te guste es el último ya que solo él te importa. Aunque yo te digo, vive, aprobecha esa felicidad que tienes y no la dejes escapar por esa persona que, quizás, ni le importes. Siéntete bien y haz lo que creas y quieras y no te dejes llevar por falsas ilusiones.

Te sientes sola en medio de la calle, paras, mira a tu alrededor, nadie, ni una sola persona que te mire y te diga que esta ahí, que te quiera, que te escuche, que sabes que siempre estará ahí y que nunca, por ninguna razón, se alejará de ti; ese tipo de personas del que no te quieres separar, que siempre estará a tu lado y que por ninguna circunstancia os separareís. Y tú te preguntas, ¿de verdad será él? No hallas respuestas, pues, esa respuesta no se sabe, lo único que has de hacer es intentar permanecer junto a él.

Empezamos, los comienzos, algo difíciles. A todos nos cuesta arrancar, comenzar de cero, nos gustaría que todo siguiese igual solo por el mero de hecho de no empezarlo de nuevo. Pero todo principio tiene un buen final y así es como hay verlo. Aunque el final, pueda ser bueno o no, siempre es un final en el que aprenderas algo que, probablemente, más adelante, te sirva para tu vida.